Acné

El acné vulgar es una de las afecciones más frecuentes en el mundo entero.

Afecta principalmente a los adolescentes y genera un gran impacto psicosocial no solo para el paciente, que se encuentra atravesando una etapa muy sensible de su vida, sino que además involucra al grupo familiar en su esfera afectiva y económica.

Las lesiones inflamatorias y cicatrizales predominan en la adolescencia, etapa de profundos cambios físicos, psicológicos y sociales que llevan a una gran inestabilidad emocional.

Los trastornos psicosociales que se describen en los pacientes con acné afectan la autoestima, la confianza en si mismo, la imagen corporal y generan depresión, vergüenza, frustración, enojo, confusión, cambios en el estilo de vida, problemas en la dinámica familiar y laboral, aislamiento social, etc.

El continuo avance en la patogenia del acné y el desarrollo permanente de nuevos fármacos, han cambiado el enfoque clínico de esta frecuente patología cutánea, lo que ha permitido emplear terapéuticas que han modificado el pronóstico y la duración de esta enfermedad.

El acné vulgar es un desorden ultifactorial. El cuadro clínico puede ser significativamente variable, desde acné comedónico hasta acné fulminans.

Aunque todos los grupos etarios pueden estar afectados por diferentes variantes, es principalmente un desorden de la adolescencia.

El uso de cosméticos, fármacos, y el stress no demostraron ser factores etiológicos; sí pueden actuar como exacerbantes en pacientes predispuestos, los cambios hormonales, tales como los que ocurren en la adolescencia o el embarazo, tienen relación con su aparición.

Con frecuencia el consumo de chocolate, comidas con alta cantidad de hidratos de carbono o grasosas están relacionadas a un empeoramiento del acné, pero en la actualidad hay pocas evidencias científicas aún.

Los signos y síntomas del acné varían según la intensidad del trastorno:

Las lesiones se presentan en el rostro, la frente, el pecho, la parte superior de la espalda y los hombros, porque en estas zonas de la piel se encuentra la mayor parte de las glándulas que producen grasa (glándulas sebáceas). Los folículos pilosos están conectados a las glándulas sebáceas.

Las lesiones que pueden observarse según cada caso en particular y determinan el tipo de acné que posee el paciente son:

– Comedones cerrados (poros tapados).

– Comedones abiertos o puntos negros.

– Irregularidades sensibles rojas y pequeñas (pápulas).

– Granos (pústulas) que son pápulas con pus en la punta.

– Lesiones sólidas y dolorosas que están debajo de la superficie de la piel (nódulos).

– Lesiones dolorosas llenas de pus que están debajo de la superficie de la piel (lesiones quísticas).

Desde el punto de vista terapéutico hay que diferenciar si se trata de un cuadro asociado a un transtorno hormonal, en este caso se trata en forma conjunta con el endocrinólogo o ginecólogo.

La consulta requiere del examen dermatológico del paciente para determinar que tipo de acné posee, factores predisponentes que pueden estar exacerbando la situación y como afecta su calidad de vida.

Una vez determinado estos factores se procede a solicitar estudios analíticos de sangre si fuera necesario y decidir que tipo de terapéutica es la ideal.

Los controles son necesarios durante todo el tratamiento debido a que en determinadas ocasiones la afección dermatológica dura toda la adolescencia.

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